El Confinamiento de Animales en Circos Sudamericanos
El Confinamiento de Animales en Circos Sudamericanos
Por lo general, los animales no bajan de los transportes apenas llegan al lugar del espectáculo, esto es debido al tráfico vehicular, o porque han llegado más tarde o temprano de la hora señalada. En este caso, los animales son forzados a esperar dentro de los vehículos durante horas bajo condiciones extremas de temperatura.
Entrenados con miedo
Cuando vea elefantes, podrá apreciar que los empleados del circo portan una herramienta llamada ankus (vara de madera con un filoso gancho en la punta) la cual se utiliza para evitar comportamientos no deseados. El ankus, se aplica en las zonas más sensibles del elefante, como los pies, atrás de las orejas, bajo el mentón, dentro de la boca y otras zonas de la cara, además de que muchas veces se utiliza directamente para golpear al animal.
La vida de constante confinamiento y frustración que llevan estos animales, los conduce a estados neuróticos. Se puede ver en los comportamientos estereotipados, como se el balanceo de la cabeza en los elefantes y el movimiento constante de los tigres dentro de las jaulas. Estas actitudes son síntomas claros de un stress psicológico muy profundo. En estado salvaje, los elefantes viajan grandes distancias y en grupo. En los circos, salvo cuando deben actuar, pasan el día encadenados por las dos patas, lo que les imposibilita caminar.
La seguridad pública: una causa de preocupación
Tener animales en los circos es una amenaza para la seguridad pública. El hecho de que haya animales salvajes en las calles debe ser para las comunidades una causa de preocupación. Cuando los animales son transportados en trenes, deben ser conducidos al sitio donde se instalará el circo.
Los animales y el tráfico están codo a codo en las calles. Además de las extremas temperaturas, deben pisar en asfalto caliente, no tienen acceso a agua, arboles o un pequeño charco de barro. Los entrenadores muchas veces privan a los animales de comida y agua para reducir la cantidad de excremento y como forma de entrenamiento.
Se han escapado elefantes de varios circos, provocando grandes daños, lastimando y matando personas. Desde 1990, 18 personas han muerto en Estados Unidos, y 86 resultaron heridas. En 1994, un elefante llamado Myke mató a su entrenador, y escapó por las calles de Honolulu, Hawaii, lastimando a varios espectadores y dañando propiedad privada.
La policía terminó dando muerte a Myke frente al público. Otros accidentes han sucedido debido a elefantes que se asustaron con las bocinas de los autos. Existen varios casos de tigres que han matado a sus entrenadores y escapado, atemorizando a comunidades enteras. Estudios realizados a elefantes de circo, han revelado que muchos están infectados con tuberculosis proveniente de humanos. Estos animales muestran mayores problemas inmunológicos desde que están en contacto con humanos, ya sea durante los comerciales o cuando pasean niños en sus lomos.
DULCE HOGAR
Muchas personas entienden que los circos con animales son una tradición, y por ello debemos preservarla. No creemos que esto sea así ya que una tradición es entendida como una transmisión de costumbres, creaciones artísticas hechas de generación en generación y la costumbre es un hábito adquirido por la repetición de ciertos actos.
Creemos que nadie puede justificar la obligación de mantener inmutable una institución tan digna y honrada como los circos sin evolucionar hacia formas más modernas porque la tradición basada en simple repetición de actos lo diga. Si fuese así podríamos decir que la historia avalaría a las luchas de gallos, peleas de monos, los circos romanos en donde luchaban hombres por su vida contra bestias feroces, o incluso las guerras de agresión o los genocidios ya que en la historia se han repetido sucesivamente.
Todas estas aberrantes “tradiciones” o “costumbres” fueron abolidas por el hombre, o al menos prohibidas, ya que nadie podía justificar su existencia. Esto mismo pasa con los circos, son grandes y respetables instituciones pero que deben progresar para el bien común.
La historia de Toto pasó de boca en boca y las organizaciones proteccionistas tomaron como suya la causa de este chimpancé en peligro de extinción, que vivía encadenado.
En un intento por aprovechar la presión que generaba la conferencia, hablaron con las autoridades chilenas para tratar de acelerar el decomiso del animal. La conferencia terminó el 15 de noviembre del año pasado y antes de volver a Inglaterra los representantes de Animal Defenders se comprometieron a financiar el traslado de Toto a Chimfunshi, un santuario para chimpancés maltratados, ubicado en Zambia.
En este centro de rehabilitación, 80 chimpancés disfrutan de las 500 hectáreas del santuario sin correr los peligros de la selva, como defender territorio o conseguir alimento. Aquí vuelven a su estado natural, conviven con su misma especie y se recuperan de los maltratos.
Eusebio, otro chimpancé que durante ocho años vivió confinado en un subterráneo del zoológico de Santiago, disfruta ahora de este nuevo mundo en Chimfunshi, situación que pronto podría disfrutar Toto si logra ser rescatado.
El rescate de Toto
El 24 de enero el circo König comenza a levantar su carpa en Pichilemu mientras en Santiago, el SAG confirma sus sospechas sobre la ilegalidad de los documentos de Toto.
El director del SAG de la Región Metropolitana, José Ignacio Gómez, dijo que los documentos presentados por el dueño de Toto, "no respaldan la tenencia legal", por lo que ordenaron su decomiso.
Pese a que era plena temporada el público que acudió el 24 de enero a la primera función del circo König a esa localidad era bastante reducido.
Tras dos horas de un precario espectáculo el circo terminó la función sin la aparición de Toto.
Dijeron que estaba enfermo y que permanecía descansando adentro de un camión. Al día siguiente,los circenses permitieron al equipo de Contacto, entrar y grabar a Toto de cerca.
Al ser consultado el cuidador sobre por qué Toto se encontraba durmiendo, dijo que "o sea digamos es el más flojo que hay aquí, además que hace mucho frío para él todavía".
Sin embargo tras ser revisado por el veterinario que acompañó al equipo de Contacto y del SAG, se supo que la supuesta flojera de Toto no era sino decaimiento. Incapaz de moverse para entrar en calor, el chimpancé pasaba frío la mayor parte del tiempo. De cerca se podían ver peladuras en su pelaje, más tarde sabríamos, que eran autoinfringidas a causa del estrés y que sufría de una infección severa que lo consumía a pasos agigantados.
Y es que tampoco hay leyes en Chile que exijan estándares de seguridad a los circos en la exhibición de sus animales.
Un nuevo hogar para Toto
En el SAG estaban conscientes de que en esta espera la salud de Toto corría el riesgo de empeorar, pero no contaban con apoyo legal en caso de un eventual decomiso.
"La ley hoy día es muy débil, y la ley de maltrato animal que se está discutiendo hace 8 ó 10 años es lo que requiere urgencia, ahí el llamado es para los Parlamentarios, para que finalmente se pongan de acuerdo y saquen aunque sea una ley mejorable, no óptima pero algo, ya que hoy día el maltrato no tiene una regulación efectiva", asegura Gómez.
En Chile la única protección legal que hoy día tienen los animales proviene del código de procedimiento penal que en su Artículo 191 bis señala que nadie tiene derecho a abusar o a maltratar a un animal.
El 30 de octubre, los abogados del SAG decidieron probar esta alternativa, y entablaron una querella criminal por el delito de maltrato animal en contra de los dueños de Toto ante el Tercer Juzgado del Crimen de Puente Alto.
Las esperanzas quedaron puestas en la justicia. Aquí si existían las herramientas para investigar las condiciones en que vivía Toto y ordenar su decomiso si se comprobase el delito de maltrato animal.
Pero, ya sea por falta de tiempo o de interés, pasaron las semanas y luego los meses y la jueza a cargo del caso no ordenaba las diligencias necesarias para que la policía interviniera a favor del chimpancé.
A vista y paciencia de todos, Toto seguiría confinado en su misma jaula, trasladado de lugar en lugar, siempre adentro del mismo camión, con la misma oscuridad a su alrededor (...) día tras día.
El 31 de octubre, acompañamos a un equipo de inspectores del SAG metropolitano hasta este sitio en la comuna de El Bosque, donde se acababa de instalar el circo König.
Acudiendo a otra alternativa legal, la Ley de Caza, intentarían presionar a Sergio Reyes, el dueño de Toto para que al menos mejorara las condiciones en las que vivía el Chimpancé
No era la primera vez que las autoridades sancionaban a Sergio Reyes, el dueño del circo König
En 1999 le fueron decomisados 2 monos y dos guacamayos que estaban tratando de internar ilegalmente a Chile, y en numerosas ocasiones había sido sumariado por problemas en la tenencia de los animales.
Pero parecía no entender. Para él, la tradición del circo era así, y este era el costo que debían pagar los animales por recibir los aplausos en el escenario
Falta de legislación
El director del SAG Metropolitano, José Ignacio Gómez, opina que hace falta una ley que norme, regule y establezca estándares de tenencia de animales en circos.
Tras la investigación de los británicos el público reaccionó duramente en contra de los circos con animales en Inglaterra, y muchos de ellos variaron con éxito a espectáculos que sólo tenían presentaciones humanas.
Mientras el parlamento británico estudia modificar la legislación para evitar que los maltratos se repitan, otros países, como Costa Rica, Singapur y Colombia decidieron simplemente prohibir las presentaciones de los circos que tengan animales.
Luis Sarmiento, señala que "estos circos están en proceso de desaparecer, indudablemente es una tendencia mundial que aún no parece llegar a nuestro país".
Por su parte, Juan Sufán, cree que es complicado que en Chile se llegue a prohibir a los animales en los circos, "por toda la presión que han hecho los dueños de estos".
El 27 de enero de este año, el Circo König había terminado con sus funciones en Pichilemu. Dentro del camión Toto esperaba mientras el personal del circo desarmaba la carpa y se preparaba para partir a un nuevo y desconocido lugar.
En Santiago el SAG decidió no esperar más la respuesta de la justicia y optó por arriesgarse a un decomiso por vía administrativa, es decir, apelando a la ilegalidad del origen del chimpancé.
Un camarógrafo de Contacto se dispuso a seguirlos en su traslado.
Los primeros camiones partieron temprano el martes 28 de enero. Después de que Toto estuviera todo un día, a pleno sol, encerrado con candado, sin agua ni comida, los dueños del circo recogieron el camión y se instalaron en la plaza de Población, a 10 kilómetros de Peralillo.
Se prepararon para pasar la noche en ese lugar, por lo que el camarógrafo de Contacto avisó a Santiago que el circo se había establecido.
Tras conocerse esta información los inspectores del SAG salieron de madrugada al encuentro de Toto.
Los acompañaban los veterinarios del zoológico nacional, quienes supervisarían el traslado del chimpancé hasta el centro de rescate de primates de Peñaflor.
Cerca del sitio esperaban los carabineros de Peralillo.
Faltaba poco para las doce del día cuando la comitiva partió hacia el circo.
Siete Carabineros, cinco inspectores del SAG y dos veterinarios, que tenían sobre sus hombros la responsabilidad de rescatar a Toto, y liberarlo de sus 25 años de confinamiento.
Al mediodía del 29 de enero, el chimpancé dormía en su jaula dentro del camión. Los dueños del circo König, en tanto, levantaban la carpa para comenzar esa misma noche las funciones, en este poblado cercano a Peralillo, en la séptima región.
A pocos kilómetros avanzaba la comitiva del SAG y Carabineros, con las órdenes para decomisar al chimpancé. El operativo debía ser llevado a cabo lo más rápido posible para así evitar que el personal del circo se resistiera con violencia al decomiso, como lo habían hecho en 1996.
Al presentar el SAG la orden de decomiso del chimpancé al dueño, este se negó asegurando que en los papeles que habían presentado ante a las autoridades figuraban los antecedentes de la compra.
En esta ocasión el problema no era ese, sino en la supuesta autorización del Cites que permitía al circo mantener al animal en cautiverio.
Esa acreditación era de origen boliviano, y tras ser consultadas por el SAG, las autoridades de ese país, habían confirmado que era irregular. Con esas pruebas, el SAG podía legalmente requisar al chimpancé.
El "padre" de Toto
Alfredo Vera, quien durante 25 años ha sido el domador de Toto, no pertenece a la familia del circo, pero acude los fines de semana que el chimpancé tiene presentaciones.
Vera afirma que no sólo los animales ven reducido su espacio tras la función, ya que según él "después de reducir los espacios, lo reducimos todo, porque hasta las personas que andan en el circo se tienen que reducir".
Y agrega que el animal no es maltratado "es mi hijo prácticamente".
Todos quienes trabajan en los circos aseguran querer a sus animales. Todos creen también que las condiciones en las que viven son normales.